Biografía

A lo largo de su vida, Luis ha tenido la suerte de conocer, tratar y aprender de personas extraordinarias. Él mismo confiesa que podría escribir páginas y páginas sobre cada persona, pero aprovecha este espacio para recordar y dedicar unas líneas a algunas de ellas. Todas las demás también se encuentran en su lista de agradecimientos y afectos, y por supuesto en su memoria.

José Bassat, mi padre. Aprendí de él casi todo lo que sé, desde la ética hasta la comunicación, pasando por su punto de vista sobre los negocios.

José Bassat

Yolanda Bassat, mi hija mayor y seguramente el hijo que más se parece a mí. He confiado en ella la dirección de nuestra pequeña empresa familiar y he de reconocer que lo hace mejor que yo.

Yolanda Bassat

Ana Bassat, mi segunda hija, arquitecta, que es lo que me hubiera gustado ser a mi de haber sabido dibujar mejor. Me ayuda a ser mejor con sus acertadas críticas. Seguramente porque a ella le gustaría que yo fuera perfecto, cosa que no soy.

Ana Bassat

José Manuel Bassat, mi tercer hijo y posiblemente el más profundo de todos. Cuando tengo algún problema todos mis hijos me ayudan a resolverlo, pero José Manuel llega más hondo que los demás.

José Manuel Bassat

Quique Bassat, mi hijo pequeño. Pediatra y especialista en medicina tropical y especialmente en malaria. Seguramente mi hijo más amigo, tal vez por nuestra común pasión por el Barça.

Quique Bassat

Pep Bonet, a quien yo llamo José. A los dieciséis o diecisiete años tocábamos en la misma orquesta y nos convertimos en grandes amigos, sobre todo porque nuestras mujeres, Marta y Carmen, también se convirtieron en amigas. Llegamos a alquilar una casa juntos, en 1968, con lo que vivimos el mayo del 68 con interminables debates a los que asistían sus amigos arquitectos, Federico Correa, Alfonso Milá, Oriol Bohigas, Oscar Tusquets, Lluís Clotet, Cristian Cirici. De nuestras discusiones acostumbraba a salir siempre la verdad.

Pep Bonet

Josep Mª Clapés empezó siendo mi director financiero y acabó siendo la persona en la que Carmen y yo confiamos la tutoría de nuestros hijos en el caso de que muriéramos antes de que ellos cumplieran dieciocho años. Pocas muertes me han dolido tan profundamente como la suya.

Josep Mª Clapés

Eduardo Criado, mi profesor de publicidad en la Escuela de Administración de Empresas. Aprendí de él a hablar en público y a dar rienda suelta a mi entusiasmo, cosa que no he dejado de hacer desde entonces.

Eduardo Criado

Freddy Fernández de la Reguera. Cuando Guillermo Vidal me lo presentó, a los 10 años, nos convertimos los tres en inseparables. Hablábamos desde muy jóvenes de lo más profundo, la ética, la política, etc. Nunca olvidaré que sus padres fueron mis testigos de boda civil en el año 1965, cuando eso no estaba nada bien visto. Llevamos 65 años de auténtica amistad.

Freddy Fernández

Antoni Gaudí, a quien obviamente no conocí personalmente pero sí su obra, especialmente la primera, la Nau Gaudí de Mataró, donde se ubica nuestro Museo de Arte Contemporáneo. Cada vez que entro en él, la creatividad de Gaudí me sobrecoge.

Antoni Gaudí

Miguel Gila, con quien hice más de sesenta spots durante casi ocho años de intensa amistad. Me enseñó la importancia del humor y me hizo reír como nadie en mi vida.

Miguel Gila

Josep Guinovart. Cuando adquirí una parte de la Galería Adriá, Josep Guinovart era su pintor más famoso. Al contrario de otros, nunca fue arrogante e hicimos una amistad entrañable que culminó cuando lo llevé a Nueva York para celebrar que el Museo Guggenheim se había hecho con tres obras suyas y que la Galería Marta Jackson, donde habitualmente exponía Tápies, le propuso una exposición.

Josep Guinovart

León Hardy, primo lejano, pero amigo íntimo. Acaba de fallecer casi a los 100 años. Decía que no había día que no recordara el año y medio que pasó en Austwich. Recibí de él consejos que me han ayudado en toda mi vida. Nos prometimos hace mucho tiempo que nos veríamos por lo menos una vez al año, en Francia, donde residía él, o en Barcelona. En los últimos diez años siempre he sido yo el que iba a verle a él.

León Hardy

Julio Hernández de Lorenzo, mi primer cliente importante cuando abrí Bassat & Asociados. También él confió en mí a pesar de mi juventud y nos entristecimos inmensamente ambos cuando la multinacional Cinzano decidió trabajar en Europa con otra agencia de publicidad y nosotros debimos dejarlo. Me enseñó a tratar con los clientes, ya que su nivel de exigencia era altísimo, y por ello siempre le recordaré con enorme afecto.

Julio Hernández de Lorenzo

Primo hermano de mi padre, fue como un segundo padre para mí. Me enseñó a apuntar alto y me introdujo en el mundo del arte.

León Jerusalmi

Kubala fue mi ídolo y me enseñó cómo tirar los penaltis y las faltas por encima de una barrera. Nunca soñé ser como él pero no por eso dejé de intentarlo.

Ladislao Kubala

Shelly Lazarus, la conocí siendo directora de cuentas de Ogilvy Nueva York y cuando mí me ofrecieron la vicepresidencia mundial de la compañía, que no acepté porque implicaba ir a vivir para siempre a Nueva York, recomendé que se lo ofrecieran a ella. Fue una presidenta absolutamente extraordinaria.

Shelly Lazarus

Pasqual Maragall, compañero de clase en las Escuelas Virtelia. Confió en mí para su campaña a la alcaldía de Barcelona. Ganó y volvió a confiar en mí para las Ceremonias de Inauguración y Clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92. Nunca he conocido a un político tan creativo como él.

Pasqual Maragall

Jesús Muñoz, que con Josep Mª Clapés, fue uno de los asociados de nuestra agencia Bassat & Asociados. Empezó como director de medios, pasó a ser responsable de producción de televisión y acabó siendo mi consejero en todos los temas de la agencia. Ahora es más, es mi entreñable amigo.

Jesús Muñoz

David Ogilvy, mi padre profesional. Empecé a aprender de él antes de conocerle, cuando leí “Confesiones de un publicitario”, luego me trató como un hijo y al mismo tiempo como un colega, por lo que le estaré siempre agradecido.

David Ogilvy

Carmen Orellana, mi mujer, la persona más importante de mi vida. Nos formamos juntos, desarrollamos juntos los mismos gustos, colaboramos en la educación de nuestros hijos y tantas y tantas cosas más.

Carmen Orellana

Jordi Pujol, el Molt Honorable President de la Generalitat me confió la imagen, la publicidad y la comunicación de la presidencia de la Generalitat. De esos años todavía se recuerda la campaña dels “Som 6 milions”.

Jordi Pujol

Michel Richardot, presidente de Ogilvy del Sur de Europa cuando yo me asocié a esa multinacional. Me enseñó a ser presidente. Yo, que ya era publicitario, aprendí de él a dirigir a cientos de personas, por lo que le estaré siempre agradecido.

Michel Richardot

Ken Roman fue el presidente mundial de Ogilvy que me invitó a formar parte del Consejo de Administración mundial de la compañía, del que todavía soy miembro activo y hoy la persona que lleva más años en el Consejo. Creo que puedo decir que nunca defraudé su confianza.

Ken Roman

Guillermo Vidal, que llegó a ser Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, fue mi compañero de pupitre durante todo el bachillerato, pre-universitario, y primer año de derecho. Luego yo me pasé a Ciencias Económicas. Él y Freddy Fernández de la Reguera fueron mis mejores amigos, en los que confié ciegamente siempre desde los diez años ¡Cómo le echo a faltar!

Guillermo Vidal

Yo siempre creí que escribía bien hasta que conocí a Vicenç Villatoro, que ha escrito “El regreso de los Bassat”, una historia de mi familia y de los judíos mediterráneos de estos dos últimos siglos, mucho mejor que si lo hubiera escrito yo.

Vicenç Villatoro

Sami Yais, mi único primo hermano fue siempre como mi hermano mayor. Extraordinariamente inteligente y excepcionalmente modesto. Traté siempre de aprender de él.

Sami Yais

Vicky Yais, mi única prima hermana fue una auténtica hermana para mi. Me ayudó a luchar para lo que yo quería en la vida.

Vicky Yais